Numerosas personalidades a lo largo de la historia han recurrido al servicio de prostitutas y/o prostitutos, e incluso algunos han prestado servicios sexuales remunerados. Destacan entre ellos los siguientes:
- Julio César: líder político y militar de la etapa final de la República de Roma. Famosa era la habladuría que corría por las calles de Roma sobre su persona: «Es el hombre de todas las mujeres y la mujer de todos los hombres» (difundida por Curión). De hecho, su especial relación con Nicomedes IV, rey de Bitinia, hizo ―según Suetonio― que se le dedicaran otras lindeces como rival de la reina y plancha interior del lecho real, establo de Nicomedes y prostituta bitiniana. Además de esta supuesta bisexualidad, algunos escritos lo señalan como putero. Según el historiador Suetonio: «Tiénese por cierto que [César] fue muy dado a la incontinencia y que no reparaba en gastos para conseguir tales placeres, habiendo corrompido considerable número de mujeres de familias distinguidas, entre las que se cita a Postumia, esposa de Servio Sulpicio; a Lollia, de Aulo Gabinio; a Tertula, de M. Crasso, como también a Mucia, de Cn. Pompeyo […] Pero a ninguna amó tanto como a la madre de Bruto, Servilia, a la que regaló durante su primer consulado una perla que le había costado seis millones de sestercios […]. No guardó más respeto en las provincias de su mando al lecho conyugal […] Tuvo también amores con reinas, entre otras con Eunoé, esposa de Bagud, rey de Mauritania, y a la que según refiere Nasón, hizo lo mismo que a su marido, numerosos y ricos presentes; pero a la que más amó fue a Cleopatra, con la que frecuentemente prolongó festines hasta la nueva aurora […]. Tan desarregladas eran, en fin, sus costumbres y tan ostensible la infamia de sus adulterios, que Curión padre le llama en un discurso marido de todas las mujeres y mujer de todos los maridos».
- Tiberio: emperador romano que, de acuerdo con algunos escritos, fue un consumado voyeur, revolucionando este concepto y convirtiéndolo en un arte, como cuenta Suetonio: «En su quinta de Capri tenía una habitación destinada a sus desórdenes más secretos, con lechos por todas partes. Un grupo elegido de muchachas, de jóvenes y de disolutos, inventores de placeres monstruosos, y a los que llamaba sus ‘maestros de voluptuosidad’ (spintrias), formaban allí entre sí una triple cadena, y entrelazados de este modo se prostituían en su presencia para despertar, por medio de este espectáculo, sus estragados deseos...».
- Agripina la menor: hermana del emperador Calígula, éste la prostituía entre sus favoritos, además de mantener una relación incestuosa con ella. Mujer de gran belleza y ambición, trató de gobernar a través de su hijo Nerón - con quien se le atribuye otra relación incestuosa - hasta que éste la mandó asesinar por oponerse a una de sus relaciones.
- Mesalina: tercera esposa del emperador Claudio, dio rienda suelta a su ninfomanía, llegó a prostituirse bajo el apodo de Liscia, lanzando un reto a las demás prostitutas de Roma para ver cual de ellas podía atender a más hombres en un solo día. Su nombre está asociado al de mujer libidinosa por antonomasia.
- María Magdalena: Según la tradición católica, esta santa habría sido prostituta.
"Y si yo mucho pequé/más pecó la Magdalena/y luego la hicieron santa/cuando vieron que era buena." (copla popular española)
- Miguel Ángel: uno de los mayores genios que ha dado la humanidad. Sentía pasión por la belleza del cuerpo, en este caso, masculino. Así lo prueban estatuas como el David, considerado por muchos como la quintaesencia de la belleza física masculina. Llegó a contratar los servicios de jóvenes prostitutos, como un tal Febo di Poggio.
- Enrique VI de Inglaterra: este monarca, hastiado de su esposa, solía frecuentar otras compañías que le proporcionaban un placer renovado. Su confesor, harto de la reiteración de su pecado, le dijo: "No mostráis propósito de enmienda, Sire, así que tengo que recordaros que es un requisito para la absolución que dejéis de visitar otros lechos que no sean el vuestro conyugal". El monarca no respondió nada pero a partir de entonces invitó a comer diariamente a su confesor, habiendo dado órdenes a su cocinero para que al clérigo siempre le sirvieran perdiz, que era su plato preferido. Y así se hizo durante un mes, al cabo del cual el sacerdote mostró su cansancio ante la repetición del mismo manjar. A lo que sonriendo, Enrique IV replicó: "Ahora véis, reverendo padre, lo que me sucede a mí con la reina."
- Luis XIII de Francia, a quien el cardenal Richelieu le conseguía amantes (prostitutas y no prostitutas).
- Franz Schubert: músico brillante, que llevó una vida bohemia rodeado de intelectuales, amante de las tabernas, de los "ambientes populares"..... y también de los prostíbulos. De gran envergadura y poco agraciado físicamente, posiblemente buscase la compañía de las prostitutas al no tener éxito en el amor. Murió de sífilis.
- Prosper Merimée: historiador y arqueólogo francés autor de Carmen y de otras narraciones gracias a sus conocimientos de campo del “modus operandi” de las putas andaluzas, quienes le dejaron profunda huella.
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